Tras volver de la gira por Europa de la que fue protagonista como miembro de una comisión de la FIFA mientras la institución que preside vive el peor momento futbolístico e institucional de los últimos 10 años, Carlos Portell habló con los medios y expresó que Banfield puede perder la categoría este mismo año (una obviedad de la que los hinchas somos concientes hace rato), y le quitó dramatismo al decir que "no es la muerte de nadie, perdió la categoría River, Racing, San Lorenzo, que tienen ocho veces más socios que nosotros. No lo tomo como un drama. Arrancamos este proceso hace 14 años y lo llevamos al primer título de la historia del club"
A su vez, el presidente del club se encuentra considerando su continuidad en el cargo y expresó que "renunciar ahora sería una cobardía. Una vez terminado el campeonato, hay que ver qué pasa. Hoy lo evalúo".
Este actual presente que vive el club, se fue construyendo (o destruyendo) rápidamente con decisiones equivocadas de dirigentes, cuerpos técnicos, socios y jugadores. El plantel de "Elite" que fue campeón en el Apertura 2009 fue desmantelado en solo dos años, las incorporaciones (salvo pocas excepciones) nunca estuvieron a la altura del presente que vivía el Banfield. Algunas posiciones que quedaron vacantes, nunca fueron cubiertas con incorporaciones. Los pocos jóvenes estrella que surgieron de la cantera se estancaron en su desarrollo y crecimiento debido al paupérrimo nivel del equipo de esta útima temporada, mientras que otros juveniles que llegaron, parece que permanecen en primera por algún motivo extrafubolístico, ya que su demuéstran cada partido no estar preparados para jugar aún en la primera desesperación. Sin embargo, los responsables son quienes le tiran este fierro caliente a ellos que hacen lo que pueden, con sus virtudes y limitaciones.
Cinco técnicos pasaron esta temporada por el banco local. Sebastián Méndez, iniciando su carrera como entrenador formó la base de este plantel plagado de volantes centrales, apoyado por la dirigencia que lo reivindicó en su cargo y, tras seis derrotas, este renunció. Ricardo Lavolpe volvió al club y la ilusión renació, sin embargo, a pesar de ser quien mayores puntos cosechó, no encontró respuestas en una plantilla que le planteaba conflicto debido a su temperamento y forma de tratar a los jugadores, que habia heredado del anterior cuerpo técnico. Una vez que podía incorporar dos jugadores de su gusto, para comenzar a afianzar el proyecto que tenía en mente, fue despedido y en su lugar arribó Jorge Da Silva. Pocas semanas pasaron de comenzado este clausura y el Uruguayo renunció a su cargo tras una victoria frente a Racing y volvió a su país a trabajar.
Raúl Wensel tomó nuevamente el interinato y tras nuevas derrotas (una constante este torneo), la dirigencia sorprenció con la contratación de Eduardo Acevedo, el uruguayo que aún continúa a cargo del puesto, pero que amagó con la renuncia tras el encuentro ante Estudiantes, ya que el equipo no le dió respuestas dentro del campo. Sin embargo, replanteó su decisión y hoy decidió permanecer en el cargo a pesar de todo.
No podemos dejar de mencionar la deuda de varios meses a los jugadores, quienes hicieron público su malestar por la falta de pago, aunque sin embargo, y a pesar de tener derecho al cobro, no demuestran matarse en cada partido para ganarse el peso, lo cual habla de culpas compartidas. No solo los jugadores no cobraron, sino que empleados del club también estaban esperando a cobrar sus sueldos.
Finalmente, debemos reconocer que mas allá que la inesperada tormenta destruyó las torres de luz del estadio, pasadas semanas del hecho aún en el club expresan que no hay dinero para reponerlas, aunque se habla que ya estará solucionado una vez que liberen la importación de las mismas.
Esperemos poco a poco, en el lugar que nos toque estar y que de seguro mereceremos por lo antes mencionado, se comience a actuar nuevamente de forma conciente y en favor del hincha genuino que ama al club y al que han herido muy prontamente.
